Casa de Paja en Canarias (1): el reto de las balas y las zapatas

En anteriores post os contábamos sobre los sistemas habituales para construir con paja.
Hoy vamos a mostraros más en profundidad un ejemplo construido con una mezcla de los dos sistemas principales.

Se trata de la 1ª casa de paja construida en las Islas Canarias.
Ya sabéis que hicimos allí un campo de trabajo para construirla y hubo varias diferencias con lo que habíamos hecho hasta ahora, aprendimos mucho y fue muy interesante

¿Queréis saber cómo se construyó?…

Taller Karuna y Aldeas Infantiles SOS, Campo de Trabajo, Agosto 2014

¡Los canarios se han sumado a la paja!

Cada verano, Aldeas Infantiles SOS de Tenerife organiza campos de trabajo para jóvenes de toda España en su bonita Aldea.

Este año Taller Karuna tuvimos el placer y la oportunidad de dirigir el campo de trabajo de bioconstrucción con balas de paja que habían organizado.

Y el resultado ha sido una bonita aula ecológica construida colaborativamente con los jóvenes de Aldeas Infantiles.

Durante 3 semanas levantamos un aula ecológica de unos 55 m2 más un porche proyectado, con maravillosas vistas al mar, rodeada de palmeras y la alegre y cálida energía de los canarios.

La edificación es un aula rectangular de unos 7×5 con dos habitaciones añadidas de unos 7 m2 cada una que se usarán como oficinas.

Se ganó terreno a la montaña excavando parte de la ladera e integrando parte de la construcción en su interior. Así que, se acerca a una edificación semienterrada con tres paredes de paja y una cuarta de piedra volcánica que actúa como muro de contención con la montaña.

El diseño de la construcción lo hizo Aldeas Infantiles y nos llamaron a Taller Karuna para dirigir la obra.
Aunque finalmente por la peculiaridad de la que partían hubo que hacer frente a muchos retos no resueltos en proyecto.

En su origen se planteó como una construcción autoportante (Nebraska) pero los promotores decidieron, con ese entusiasmo y adrenalina característico que se genera cuando se ven las cosas bonitas crecer con rapidez, añadir una estructura de madera para soportar la cubierta y crear una segunda planta transitable con un precioso mirador al Atlántico.

¡¡Realmente un lugar espectacular!!

La estructura de madera no era imprescindible, pues la extremada compresión de las balas que utilizamos y el sistema de anclaje y compresión mediante flejes de alta resistencia dieron a los muros una impresionante solidez que podría haber soportado la segunda planta sin problema alguno.

Pero fue la oportunidad perfecta de juntar las técnicas de Autoportante y de Postes y vigas para hacer algo increíblemente fuerte, resistente y bonito.

Retos, retos y retos:

Pero los retos no tardaron en aparecer. Y surgieron de varios frentes:

Reto 1: Una zigzagueante Zapata Escalonada:

Al haber integrado la edificación dentro de la montaña, obligó a hacer un conjunto de zapata/muros de contención escalonados que rompía continuamente la linealidad de los muros, creando desniveles de distintas alturas que impedían levantar un muro de paja de forma regular.

Esto podía afectar al reparto de cargas y la estabilidad, puesto que se hacía más difícil colocar las balas a rompejuntas y también impedía que coincidieran las distintas hiladas en altura.

La solución:

Tuvimos que calcular una por una las alturas y jugar con los zunchos de base (madera), a modo de calzador, para que dieran una cierta altura de partida para las balas que permitiera que coincidieran las hiladas (si se parte de un

proyecto donde se calculan bien las alturas esto no tiene por qué ocurrir, en este caso cuando llegamos ya estaban construidas las zapatas).

Para problemas de rompe-juntas también creamos estructuras de madera, a modo de cama para las balas que permitiera darles una continuidad y que además

pudiéramos utilizar estas para flejarlas.

Reto 2: ¿Balas de Paja en Canarias?

¡Y es que en canarias no producen balas de paja!

Así que la búsqueda de paja no era un tema fácil, ya que además se nos echó el tiempo encima y arrancábamos sin el protagonista estrella, esas mágicas briznas doradas.

La forma que tienen los isleños de superar el problema de la paja, ya que usan cierta cantidad para los animales, es importar desde la península balas de paja picada ultra-comprimidas. Las comprimen muchísimo para que ocupen poco espacio en los barcos y reducir así su costo económico y ambiental.

Ventajas de este tipo de balas:

• Su altísima compresión. No teníamos noticia de que hubiera balas de paja tan comprimidas. Hemos calculado una densidad de aproximadamente 200kg/m3.

Para que os hagáis una idea de la gran diferencia, unas balas de paja habituales atadas con cuerdas y muy bien comprimidas pueden tener una densidad entre 90 y 120kg/m3 (Ver Cómo tienen que ser las balas de paja). ¡Y estas balas de paja llegaban a 200kg/m3!

• Robustez de muros: cuando queremos saber la firmeza de un muro, solemos hacer entre otras cosas “escuchar” el muro, o sea, golpearlo con la mano abierta y sentir que sonido emite. Cuando el muro está comprimido y compactado el golpe produce un sonido grave, sordo y que suena a “denso”. Pues bien, con estas balas el golpe estaba totalmente absorbido por el muro y sonaba como un todo.
• Manejabilidad y balas “regulares”: todas las balas tenían medidas estándar 50x50x30cm y eran fácilmente transportables por su menor tamaño. A la hora de construir se nos hizo más fácil.

Pero sorpresa, sorpresa…las balas que encontramos tenían varios problemillas…veamos las “desventajas”

• Balas “vestidas”: en 4 de sus 6 caras van rodeadas de una tela plástica de rafia. La paja es un desecho de la agricultura y es un material totalmente natural, pero claro, el plástico, no… Es un producto derivado del petróleo. Y es una pena usar materiales “artificiales” cuando no es necesario. En este caso, en Canarias, sí era necesario, no había otro tipo de balas de paja. Y construir con otros sistemas en conjunto es menos ecológico, así que, incluso usando ese plástico merecía la pena. Esto es lo mismo que ocurre en el superadobe con los sacos de rafia. Pero en zonas donde puedes conseguir balas altadas con cuerdas no tiene sentido usar este tipo.
• Esta tela de rafia daba otros problemas. No se adhiere bien el revoco, y es mejor no quitarla ya que se desmontaría la paca de paja. Además, dos de esas caras no son planas sino que están un poco abombadas.
• Con la tela de rafia, las balas de paja resbalan entre ellas.
• Balas pequeñitas, pequeñitas (pero matonas): Y para darle otra vuelta de tuerca, las balas son mucho más pequeñas que las convencionales que encontramos en todos los pueblos de España. Al ser tan pequeñas el muro puede ser más inestable, tienes menos apoyo entre ellas, como mucho 25 cm, frente a las balas habituales que tienes un apoyo mínimo de 45cm.
• El dividir las balas era mucho más complicado. Típicamente las balas convencionales son de 100 x 35 x 50 cm, aproximadamente, que te permite usarlas como ladrillos gigantes, pero las que encontramos eran muy distintas: ¡¡35x37x50 cm!! y envueltas en tela de rafia y con 4 caras redondeadas y no planas!! Así empezamos, haciendo malabarismos.Poco después, encontramos en la isla unas balas parecidas pero con unas medidas más regulares que permitían estabilidad y robustez.
  Estas eran de 50x50x30. Y lo impresionante era el nivel de compresión. Literalmente era imposible traspasarlas con la aguja de acero ni a mano, ni con el mazo…simplemente no entraban y se doblaban las varillas de 12mm!
  Acabé estropeando el mango de una aguja de dividir balas al golpearla con un mazo para que entrara… y al final desistí.
• Optamos por las balas de 50x50x35, desmontamos parte de lo que habíamos hecho y nos pusimos con las nuevas.

En siguientes post, os contaremos cómo fuimos resolviendo estos problemas. Veremos que ingenios tuvimos que inventar.

Si quieres dejarnos un comentario, puedes hacerlo más abajo.

Hasta la próxima,
Feliz aprendizaje,

Rubén