Si quieres construir tu casa o estás pensando en cómo mejorar el frescor en tu hogar durante el verano, aquí te damos algunas claves que funcionan de verdad.
Y lo mejor: muchas puedes aplicarlas incluso en la casa donde ya vives.
La idea principal es aprovechar el sentido común, el movimiento del sol y algunos trucos sencillos para conseguir que tu casa esté más agradable cuando el calor aprieta.
Y no solo hablamos de ahorro energético, sino de salud y bienestar en tu día a día.
Te lo mostramos en este video, o si prefieres leer, tienes el artículo completo bajo el video.
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Aquí tienes las 7 claves explicadas en detalle, por si quieres tomar nota o aplicarlas paso a paso en tu casa.
1. Observa cómo se mueve el sol
El recorrido del sol es distinto en invierno y en verano.En verano, el sol sale por el noreste y se pone por el noroeste. Hace un recorrido más largo que en invierno y está mucho más alto en el cielo.
Por eso, hay tres zonas de la casa que reciben el sol de forma más directa:
- La fachada este (por la mañana)
- La fachada oeste (por la tarde)
- Y el tejado o cubierta (durante casi todo el día)
No sólo están recibiendo más sol estas tres caras de la casa, sino que el ángulo con el que reciben el sol es casi perpendicular, es decir, va a calentar mucho más.
Si estas zonas no están bien pensadas, pueden hacer que tu casa se recaliente con facilidad.
Y lo contrario también: si las proteges bien, tu casa será mucho más fresca.
Entender este movimiento solar es clave para tomar buenas decisiones, incluso si vas a plantar un árbol, poner un toldo o simplemente elegir qué habitación vas a usar para dormir.
2. Evita ventanas en las caras más calurosas
Las fachadas este y oeste son las que reciben el sol más fuerte. Por eso, si puedes evitarlo, mejor no pongas ventanas ahí.
Si ya las tienes, trata de poner persianas, toldos verticales (los horizontales no van a evitar que entre el sol) o plantas que den sombra.
Si aún no has diseñado tu casa, es perfectamente posible evitar ventanas en estas fachadas.
Si estás construyendo de cero, puedes usar materiales que aíslen bien del calor, como la paja.
Y si estás reformando, piensa en poner un buen aislamiento en esas paredes. Como un sate que además también te aislará en invierno.
También evita poner claraboyas en el tejado. Aunque dan luz, pueden convertirse en entradas de calor si no están bien protegidas. Y es perfectamente posible con un buen diseño tener todas las estancias bien iluminadas sin necesidad de claraboyas.
3. Aprovecha la orientación sur
En verano, el sol está tan alto que apenas entra por las ventanas del sur. Por eso, es buena idea poner ahí las estancias principales, como el salón, el comedor o los dormitorios.
Son las que más usas, y estarán más frescas.
Y en invierno ocurre lo contrario: el sol está más bajo y sí entra por esas ventanas, calentando la casa de forma natural. ¡Es un dos por uno!

Observa la diferencia: En verano no entra el sol, y en invierno calienta toda las estancias bien orientadas.
Si ya vives en una casa ya construida, observa qué zonas se mantienen más frescas o calientes a lo largo del día.
Si en tu casa fuera posible, te aconsejo plantearte si puedes abrir ventanas al sur y tapiar las que tengas al este y oeste. Eso hará que tu casa sea fresca en verano y calentita en invierno.
4. Coloca aleros para dar sombra
Un alero de medio metro (o la medida que necesites en tu zona) sobre las ventanas del sur puede venir bien. Sobre todo ya a finales de agosto, que es cuando el sol ha bajado un poco y así evita del todo el sol directo, y en invierno deja pasar los rayos del sol que están más bajos.
Ten cuidado de no hacerlo más ancho de lo necesario para que el sol del invierno pueda calentar la casa. Este es un error habitual.
En otro post te enseñaba cómo calcular el alero de la casa.
5. Sombrea la terraza con una pérgola
Si tienes una terraza al sur, ponle un toldo (horizontal) o una pérgola. Esto te dará un espacio más fresco para estar en verano y evitará que se caliente la terraza, de manera que cuando abras por la tarde-noche las ventanas, entre menos calor en la casa.
Lo ideal es que esa sombra sea desmontable o de vegetación caduca, también teniendo en cuenta el invierno, ya que podrás dejar que el sol entre y caliente tu casa naturalmente cuando haga frío.
Si te gustan las plantas, una enredadera como la glicinia o la parra virgen puede ofrecer sombra natural, belleza, y frescor. Son soluciones que conectan con la naturaleza y embellecen tu casa. Pero ten cuidado con el grosor de los tallos para que no te sombreen en invierno excesivamente las ventanas.
6. Ventilación cruzada: renueva el aire por la noche
Este truco es tan básico que a menudo se pasa por alto. Lo vemos incluso en nuestros cursos: alumnos que, en pleno agosto, se dejan puertas y ventanas abiertas todo el día... ¡y luego no entienden por qué no consiguen frescor en casa!
La clave está en ventilar cuando baja la temperatura, no durante las horas de calor. Por eso:
- Durante el día, mantén todo cerrado: ventanas, puertas, persianas, cortinas... que no entre el calor.
- Y cuando cae el sol o refresca por la noche, abre bien para crear corrientes de aire.
Para que esto funcione mejor, interesa que tengas alguna ventana al norte (por donde no entra sol) y otra al sur.
Así consigues ventilación cruzada, una corriente que atraviesa la casa y renueva el aire de forma natural.
Este tipo de ventilación es especialmente útil en noches calurosas: refresca la estructura de la casa y mejora muchísimo el confort térmico interior para el día siguiente.
Puedes abrir ventanas en la cara norte en las estancias como la cocina, el baño, pasillos y un recibidor.
7. ¿Y el suelo? Depende del clima
Si vives en una zona donde los veranos son muy calurosos y los inviernos suaves, como ocurre en el Levante y sur de la península, puedes usar el suelo como almacén de frescor. Materiales como el barro o la piedra acumulan el fresco de la noche y lo van soltando durante el día, porque tienen mucha inercia térmica.
Puedes usar baldosas de barro tejar que son gruesas y acumulan la temperatura.
Pero si vives en un sitio donde hace mucho frío en invierno, cuidado. Ese mismo suelo puede volverse demasiado frío y difícil de calentar. En esos casos no es recomendable meter inercia térmica en el suelo.
Si tu casa está en un clima intermedio, puedes combinar zonas con más masa térmica (como el suelo del salón) con otras más aisladas (como los dormitorios). De ese modo, adaptas la casa a tu rutina diaria.
Y lo más importante: adapta tus rutinas
No todo depende del diseño de la casa. A veces, pequeños hábitos hacen una gran diferencia.
De hecho, el hábito de cerrar puertas y ventanas en las horas de calor y abrirlas cuando llega la noche es muy importante. Si te lo saltas, realmente los consejos anteriores no te van a servir demasiado.
En resumen:
Si orientas bien la casa,
proteges las zonas críticas,
y usas la ventilación natural,
tu casa estará fresca en verano…
sin gastar energía,
ni sufrir noches en vela.
Y si además la construyes con paja,
tendrás uno de los mejores aislamientos térmicos del mundo.
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Construye con sentido. Vive mejor.
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